jueves, 26 de enero de 2012

Audi RSQ

El protagonista de “Yo, robot”, la última superproducción de Hollywood y una de las películas más taquilleras del año en Estados Unidos, no es el simpático Will Smith. Ni siquiera lo es la guapa actriz Bridget Moynahan. La verdadera estrella del filme es el Audi RSQ, un impresionante concept car diseñado exclusivamente para la gran pantalla. Quién sabe, a lo mejor en un futuro lo vemos rodar por nuestras carreteras; sin robots, claro.

SUMARIO

- Audi RSQ
- Coches de cine
Cuando el equipo de diseñadores de Ingolstadt recibía hace unos meses el encargo de esbozar un vehículo futurista para una película fechada en el año 2035, ya sabían lo que estaba en juego. No se lo pedía cualquiera. Su director, Alex Proyas, ya había saboreado anteriormente el éxito de taquilla con cintas tan populares como “El Cuervo” o “Dark City”. Por si fuera poco, el actor principal no iba a ser otro que Will Smith, el eterno Príncipe de Bel-Air y uno de los mayores fenómenos cinematográficos del momento. Con semejante plantilla, Audi aceptaba el reto siendo consciente de que el modelo no podía ser un simple elemento figurativo: debía marcar un nuevo estilo.

“Desde el primer momento, los productores nos dijeron que se trataba de conseguir la impresión de una escultura sobre ruedas, un diseño con mucha personalidad, como el concepto AVUS. El estudio nos exigió entonces que circulase sobre esferas y que las puertas se abrieran de forma vertical. A partir de ahí, empezamos a trabajar desde una página en blanco”, recuerda satisfecho Julian Hönig, diseñador del concept car. El resto fue, casi, coser y cantar. En apenas 24 horas, los diseñadores de Audi ya habían creado el primer boceto y, en sólo 10 semanas, ya estaban fabricadas las tres unidades que se utilizaron en la película: dos de tamaño completo para tomas exteriores y una seccionada para interiores.


De carne y hueso...
Por extraordinario que parezca, el Audi RSQ es un vehículo completamente real, aunque revestido con algún truco. Su desplazamiento, por ejemplo, no se efectúa de un modo tan revolucionario como el que se aprecia en pantalla. El RSQ, en efecto, está asentado sobre cuatro esferas, aunque no son éstas las que producen movimiento. En realidad, el vehículo dispone de ruedas convencionales situadas bajo unas láminas convexas de fibra que tapan completamente lo que serían los pasos de rueda, dejando al margen una superficie carenada cuyos reflejos dan la impresión de desplazamiento. Un sistema electrohidráulico es el encargado de levantar ligeramente la carrocería para permitir que los neumáticos comiencen a rodar. ¡Voilà!


El Audi RSQ ha sido concebido a partir del espectacular Le Mans, un prototipo presentado por la marca alemana en el último Salón de Frankfurt (Alemania). El nuevo concept car también toma ligeros rasgos del asombroso Nuvolari. De hecho, el director de “Yo, robot”, Alex Proyas, decidió que fuera esta firma la creadora del vehículo de su película tras presenciar la presentación de aquel prototipo.


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También han sido astutos los diseñadores a la hora de poner en marcha el modelo. En las escenas de “Yo, robot”, el motor del RSQ es magnético. Nada más lejos de la realidad. Hoy por hoy, este tipo de motorización es todavía una utopía, a la espera de que prosperen los experimentos de alternativa a las mecánicas de combustible fósil. Pero es más, el modelo ni siquiera toma prestado el todopoderoso V10 FSI de 610 CV que monta el prototipo Le Mans. Simplemente, se conforma con un motor convencional de cuatro cilindros, una opción que ha abaratado notablemente su precio final. En cambio, donde sí hay novedad es en su posición. Y es que el propulsor del RSQ está ubicado en la zona central, una disposición que podría servir de guía para futuros modelos de la marca.


Un Audi en todos los sentidos
Por lo demás, el RSQ es un vehículo auténtico. Se mire por donde se mire, nadie puede discutir que se trata de la última creación de Audi. “El objetivo era lograr fusionar los tres conceptos claves de nuestra firma, como son la alta calidad, la deportividad y una estética progresiva que sitúe el concepto de vanguardia”, subraya Julian Hönig. Desde luego, la marca germana ha alcanzado su objetivo, pues su concept car es perfectamente reconocible. Pero, por si acaso, la parrilla trapezoidal ubicada en la parte frontal despeja cualquier tipo de duda: es un Audi.


Bajo el RSQ se esconde un interesantísimo coupé de 2 plazas, con relieves muy marcados y agradables sorpresas. La primera de ellas, su revestimiento de fibra de cristal laminado cubierto con pintura plateada. Esta confección produce el curioso efecto de cambio en el tono del color del coche, según el tipo de luz que incida sobre él. Eso sí, oscureciéndolo estratégicamente para provocar un contraste que resalte la figura del conductor, en este caso un héroe.


El segundo elemento que provoca el asombro de todo aquel que lo observa son sus puertas, diferentes a todas las conocidas hasta la fecha. Las del RSQ se abren en elitro, verticalmente, aunque pivotando hacia atrás por unas bisagras colocadas en el pilar C del vehículo. Desplegadas son impresionantes, como si el RSQ quisiera echar pronto a volar. Y, antes de concluir con su diseño exterior, un breve apunte de la zaga: en ella, están troquelados los cuatro aros que conforman el logotipo de Audi, bajo los cuales se encuentran las luces de freno. Una vez iluminadas, proyectan el emblema de la marca, lo que representa todo un espectáculo digno de presenciar.


En cuanto al interior, más futurismo si cabe. Como principales materiales, Audi ha utilizado cuero, neopreno, aluminio y carbono, lo que crea fuertes contrastes de color. Destaca, sobre todo, la configuración del volante, seccionado en la parte superior y similar a los mandos de un avión. Este elemento se recoge completamente debajo del salpicadero para facilitar la entrada y la salida del conductor. Poco más. En definitiva, un habitáculo sencillo, sin grandes parafernalias, elegante, algo frío y muy, muy moderno.


Ah, y se me olvidaba; en la película, todo el funcionamiento del vehículo está automatizado y regulado mediante un sistema de control de tráfico sobre raíles, una idea no tan descabellada como parece. En palabras de Tim Miksche, responsable de Posicionamiento de Producto de Audi, “los sistemas de control de la velocidad de crucero adaptativos son el primer paso. El siguiente será que el coche se mantenga automáticamente dentro de los carriles de la vía, algo que ya está en fase de experimentación”. Quizás así se acabe, de una vez por todas, con la siniestralidad en carretera... Pero, bueno, eso ya nos llevaría muy lejos. Más allá de 2035. Seguro.

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